La anatomía del estatista
Los estatistas revelan su creencia en el Estado todopoderoso de muchas maneras diferentes, pero todos quieren el mismo resultado: más control gubernamental sobre nuestras vidas.
Los estatistas revelan su creencia en el Estado todopoderoso de muchas maneras diferentes, pero todos quieren el mismo resultado: más control gubernamental sobre nuestras vidas.
Ezra Klein, del New York Times, se desespera ante la impotencia de los gobiernos para construir grandes proyectos, desde redes de energía hasta ferrocarriles de alta velocidad. Cree que la respuesta está en otorgar al Gobierno un poder absoluto.
Los progresistas afirman que tal vez la libertad individual podría ser apropiada para una sociedad más simple, pero que a medida que la sociedad se hace más compleja, crece la necesidad del gobierno. Sin embargo, como señaló Leonard Read, una mayor complejidad requiere mayor libertad, no menos.
El gran Thomas Sowell se enfrenta a la industria de la justicia social. Como siempre, sus argumentos son excelentes, aunque, como señala David Gordon, la lógica aconseja ir aún más lejos.
En una época en que la política étnica desgarraba Europa, Ludwig von Mises creía que esa devoción étnica hacía más mal que bien.
Para que las naciones tengan desarrollo de capital y economías basadas en el mercado, deben tener un marco cultural que acepte estos desarrollos. Demasiadas naciones no lo hacen y, como consecuencia, languidecen en la pobreza.
Patrick Deneen no sólo malinterpreta a John Stuart Mill, sino que también malinterpreta a los libertarios, afirmando que son elitistas que creen que el mundo debe ser gobernado por expertos.
Patrick Deneen escribe que el principio de no agresión promueve un liberalismo perjudicial para la sociedad, como demuestra la idea de John Stuart Mill de la tiranía de la opinión pública.
El economista liberal clásico Edmund Phelps quiere que el gobierno ayude a los pobres, pero está claro que no es igualitarista. Su filosofía sería inaceptable para los igualitaristas «woke» de hoy.
¿Cómo conviven pacíficamente las personas en una sociedad pluralista? En su reseña del libro de Kenneth McIntyre, David Gordon señala la libertad negativa como la mejor forma de preservar los valores.