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La desaparición del patrón oro

Este es el quincuagésimo aniversario de la desaparición del patrón oro y el comienzo del actual patrón papel fiduciario. Muchos dirán «adiós» al oro y «menos mal» al «buen billete verde». Sin embargo, la reflexión arroja una conclusión alternativa.

Sin duda, la opinión de los expertos actuales otorga un gran peso al papel moneda. Los economistas, los banqueros y los burócratas de los bancos centrales están tan universalmente a favor del papel y en contra del oro que a una persona le resultaría difícil pensar lo contrario. Sin embargo, Larry White ha demostrado que los economistas monetarios y macroeconómicos están sesgados por los incentivos profesionales a los que se enfrentan.

Por el contrario, la historia tiene mucho que decir a favor de las monedas de los productos básicos, como el oro. El papel moneda ha perdido valor con el tiempo, con la inflación de los precios, a medida que se ha ido creando más y más papel moneda. Las economías de papel moneda también han experimentado inestabilidad en forma de ciclos comerciales y desigualdad económica, incluyendo la Gran Depresión y la experiencia posterior a 1971. En el límite, las economías han derivado en hiperinflación o han facilitado la guerra, muy especialmente la Primera Guerra Mundial y las guerras posteriores.

Para resucitar el potencial del oro, basta con reflexionar sobre el uso actual del término «patrón oro». Aunque ya no podemos confiar en el oro como dinero, las empresas suelen poner la etiqueta «patrón oro» a sus productos y servicios para anunciar la calidad, consistencia y fiabilidad de su negocio. Pueden ser batidos de proteínas, empresas de reparto o sistemas de seguridad; todo el mundo sabe lo que significa el término aunque no tenga experiencia personal con el oro en sí.

El presidente Richard Nixon ordenó el cierre de la «ventanilla del oro», impidiendo que los bancos centrales de otras naciones cambiaran sus dólares de EEUU por las reservas de oro de nuestro gobierno a 35 dólares por onza, tal y como se acordó en el acuerdo internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial conocido como sistema de Bretton Woods. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué en 1971, y por qué este dictado temporal ha durado cincuenta años?

El dinero surgió hace miles de años cuando la gente empezó a cambiar, por ejemplo, grano por plata y luego a cambiar plata por una herramienta, en lugar de cambiar grano por una herramienta. El oro y otros metales han servido como dinero, o medio de intercambio, durante miles de años. Los seres humanos han pasado de una sociedad animalista de cazadores-recolectores a su existencia moderna gracias al comercio, la especialización y el espíritu empresarial que se generó gracias a una buena forma de dinero.

Los gobiernos han intervenido en este proceso, han creado monopolios y han inflado la oferta monetaria por diversos medios, con resultados a menudo desastrosos. Sin embargo, hace poco más de un siglo, el dinero seguía siendo una mercancía que se comercializaba internacionalmente y estaba fuera del estricto control de los gobiernos.

El sistema de Bretton Woods pretendía imitar un patrón oro para el comercio internacional, pero estaba condenado a un miserable fracaso, porque en él los Estados Unidos, y sólo los Estados Unidos, podían, en efecto, imprimir oro para pagar sus facturas.

¿Qué es el verdadero patrón oro y qué no lo es?

El patrón oro es la expresión que designa el sistema monetario internacional que se desarrolló durante miles de años. Sustituyó a la autosuficiencia, al primitivismo económico, al trueque y a las primeras monedas de productos básicos, como el grano, la sal y las conchas. La calidad del dinero mejoró a la par que el desarrollo económico y la mejora de las condiciones de vida.

Con el tiempo, la gente adoptó los metales monetarios, como la plata, el cobre y el oro, para intercambiar bienes y servicios. El patrón oro es simplemente el uso casi universal de estos metales en el comercio, pero la historia muestra que los primeros en adoptarlos fueron las estrellas del éxito económico de su época. El valor de la unidad monetaria era simplemente una medida de peso y pureza, y su poder adquisitivo y los flujos internacionales estaban regidos por los mercados, no por los gobiernos. El rasgo distintivo clave del sistema era que los metales eran propiedad privada y no un mero símbolo o representación de la propiedad.

Los gobernantes no estaban ciegos ante esta gallina de los huevos de oro. Los monopolios gubernamentales, la sustitución de las imágenes estatales por marcas de acuñación y, finalmente, la sustitución del papel degradaron el sistema. En 1920 se establecieron bancos centrales gubernamentales en las principales economías. Esto, a su vez, alimentó la devastación de las guerras mundiales. El cierre de la ventanilla del oro por parte de Nixon debe verse como el fin del último remanente del patrón oro, no como una especie de ruptura interna. Los gobiernos controlaban la mayor parte del oro y fijaban su precio.

El patrón oro no significa que los gobiernos decidan qué es el dinero, cómo debe producirse y cuál es su valor de mercado. En ausencia de siglos de intervención gubernamental, el dinero podría haberse transformado en un sistema aún más sofisticado. La aparición del bitcoin y de las criptomonedas es un recordatorio de este potencial y de la agitación de los problemas que puede causar el gobierno.

Volver al patrón oro será difícil, no por sus profundos beneficios y su minúsculo coste, sino por el bloqueo político que los gobiernos pondrán en su camino, así como por la revelación de los perjuicios que se han impuesto en su ausencia. He aquí algunos de los beneficios de un patrón oro renovado.

El beneficio más evidente sería un retroceso de la inflación de precios en todo el mundo y una relativa estabilidad de precios. Aunque no hay garantías, un dinero estable fomentará el ahorro y el crecimiento económico. El poder adquisitivo estable del dinero permitirá a empresarios y consumidores calcular y planificar mejor el futuro. Los tipos de interés determinados por el mercado, en lugar de por la Reserva Federal, podrían ser más volátiles a corto plazo, pero eso también haría que el momento de las inversiones fuera más eficiente y menos propenso a errores. Con una inflación constante de los precios, los activos de papel se deprecian y a menudo pierden su función, mientras que los activos físicos se aprecian. La estabilidad monetaria eliminaría esa división y restauraría la viabilidad de los activos a largo plazo, como los bonos corporativos y los seguros de vida.

La destrucción de riqueza que se produce con el papel moneda de los bancos centrales ya es bastante mala, pero este dinero también sesga la distribución de la renta a favor de las rentas altas (riqueza y capital) y reduce los ingresos relativos de las rentas más bajas (trabajo y pensiones). Los historiadores llevan mucho tiempo observando que estos efectos se producen durante los periodos inflacionistas. Los economistas austriacos han intentado más recientemente demostrar esta perturbación del papel en tiempos más modernos. Incluso Thomas Piketty ha demostrado, sin saberlo, que el aumento de la desigualdad en EEUU se produjo después de la canallada de Nixon en 1971.

Los austriacos también han liderado la carga contra la política monetaria de la Reserva Federal como generadora del ciclo económico y de las dislocaciones sociales resultantes. Se trata de un proceso de dos pasos. Primero, la Fed fija su objetivo, es decir, el control de los precios de los tipos de interés, y luego manipula la oferta monetaria para mantener el objetivo mediante la manipulación del sistema bancario.

Los tipos de interés fijados por debajo de los tipos determinados por el mercado provocan un auge de los proyectos de inversión a largo plazo y una expansión de la economía. A medida que el auge se acelera, algunos salarios y precios aumentan, junto con el valor de la tierra y los bienes inmuebles. La Fed sube entonces su objetivo para amortiguar esos aumentos y la economía cae en una contracción, con su inevitable desempleo y quiebras. Una vez reconocida la contracción por la Fed, se inicia una nueva ronda de tipos más bajos y de expansión: el ciclo económico. Algunos se enriquecen, muchos se perjudican y la economía se desestabiliza.

El esquema actual también ha dado lugar a un gasto público mucho mayor y a déficits, que estaban parcialmente controlados incluso bajo Bretton Woods. Desde su desaparición, la deuda nacional se ha disparado cada vez más, acompañada de déficits comerciales persistentes y crecientes.

El patrón oro como moneda fue una tremenda ganga para la humanidad y un eficaz control del gobierno, y su fin debería lamentarse mucho.

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